¡OH! la sonrisa de Dhamam
¡OH! la bondad de Yehamaia
Cuando ella sonríe
La naturaleza es amable
Si ella se entristece
Los días son tristes
Si ella duerme
La naturaleza duerme.
Poesía de Dhamam
Dhamam, la señora de la tierra
Yehamaia, comenzó a caminar por la tierra, una vez que había creado a Odhel y a Aeol. Se alejo de la costa, hasta un páramo desolado. Su rostro se entristeció al ver la tierra muerta; porque a pesar de que amaba el mar y cuantas criaturas lo habitaban, sentía un gran dolor al ver la tierra yerma. Entonces tomó un poco de tierra. Elevó su mano y la dejo caer, surgió una forma; un nuevo espíritu había sido creado por él, un nuevo poder que iba a dominar las montañas, los valles.
Dhamam, la señora de la tierra, de la que brota todo y a la que todo vuelve después, pues ella es dadora de vida, y ella es quien acoge a los hombres cuando el transito por la vida termina. Es de todos los espíritus el más amado y sus dones alimentan a los hombres, haciendo germinar las semillas.
Cuando, surgió de la tierra, se inclino ante Yehamaia, su espíritu le atemorizo.
“No, joven Dhamam, no te inclines ante mí, levanta tu rostro para que el sol sea testigo de tu nacimiento.- le tomo la mano, suavemente tiro de ella hasta que el espíritu de aspecto humano, quedo casi a su altura.- señora de la tierra, serás entre los poderes la más amada, y a ti honraran con más amor”
“Señor, tu presencia es poderosa, tanto que el viento se ha calmado, y las aguas que se agitaban violentas se sometieron, mientras dormía he sabido todo eso, y he presentido en ello tu poder, creare según tus deseos.”
“No debes preocuparte, todo cuanto nazca de ti me complacerá, ahora mira a la tierra, que será para ti, como un hijo al que cuidar, al que proteger.- tomó su mano.- este será tu dominio, cuida de él.”
Cuando Dhamam – el espíritu de la tierra – elevo su rostro el sol lo ilumino; sus cabellos cambiaban de tonalidad; unas veces marrón, otras negro, algunas veces dorado, según incidiese en él el sol. Sus ojos; grandes, marrones de mirada amable, y dulce. Su vestimenta; una larga túnica marrón que le cubría desde los hombros hasta los pie, a cada paso brotaba la hierba.
De esa forma, Dhamam comenzó el trabajo que había inspirado en ella Yehamaia; primero creo, los árboles; que cubrieron los inmensos paramos, antes desolados, tan espesos que en lo más profundo de ellos, el sol no penetraba, ni el viento viajaba entre sus ramas. Se dice que aún quedan algunos árboles de aquellos primeros, en lo más impenetrable de los bosques – pero ahora – solo son un recuerdo, pues muchos han sufrido, con la desolación que los asolo mucho antes de la llegada de los hombres.
Uno de aquellos, grandes y antiguos árboles fue el hogar de Dhamam; durante un tiempo, por eso era el más grande; alto, frondoso, de todos. Se cuenta que en él vivieron las primeras de todas las criaturas; los pájaros y animales pequeños.
Son hijos de Dhamam, todos los animales, tanto los que caminan sobre la tierra, como los que vuelan –salvo los Eolhl – únicos hijos de Nherl. Tampoco pueden ser llamados sus hijos los que habitan en las aguas, porque, nacieron del deseo de Ohel.
Antes de que los hombres naciesen, del seno de Dhaman fueron creadas tres razas; los Sholem, la raza de guerreros, las Sahmahs los espíritus de la tierra, y los Fhrihres
Los Sholem en principio vivían en los bosques, en lo más profundo, donde no hay sendas. Son altos; delgados, de cabellos oscuros, negros – la mayoría –, ágiles, astutos, poseen un oído muy fino. Visten marrón, o el verde muy oscuro, capas con las que ocultan su rostro y sus armas, y no muestran su naturaleza – más bien – parecen, simples viajeros, comerciantes o músicos que recorren las tierras, pero son espíritus guerreros. Sus armas; una espada larga de doble hoja, con adornada con filigranas, en las que se escriben su nombre y el lugar del que proceden. Además un arco largo de madera negra, y las flechas. Se mueven en la profundidad del bosque con habilidad. A alguna de la familia se le dio el don de conocer la lengua de los animales.
Se dividen en diferentes familias; unos son llamados Sholem Fronterizos viven en las atalayas de las montañas limítrofes con las tierras peligrosas del bosque de Daksue. Otros son los Sholem de los Bosques, únicamente ellos viven como aquellos primeros en las espesuras de los bosques Otros los Sholem Costeros – aunque siguen amando los árboles – han construido sus casas formando poblados a orillas de los mares, aman también las aguas profundas y extensas. Otra familia es la llamada Sholem Eruditos; en su espíritu no se diferencian de los demás, pero prefieren pasar los días recogiendo todo la sabiduría de su pueblo; escribiendo tratados, dibujando mapas de las tierras que conocen, les gusta mucho viajar. Los jóvenes se adiestran de igual modo en las armas, pero sus maestros no solo son guerreros.
Otros de los espíritus de Dhamam, son las Sahmahs – los espíritus que cuidan de los animales, y de la fertilidad de la tierra –. Espíritus bondadosos, si ellas abandonan los lugares donde habitan, la tierra se empobrece
Las damas que viven en el bosque visten; marrón claro y verde oscuro de las hojas de los robles y de las encinas que rodean sus poblados, tan ocultos en el bosque como el palacio.
Los terceros fueron los Fhrihres, de los se sabe poco, porque siempre se mantuvieron ocultos, son los servidores del fuego. Su hogar no se conoce con certeza, porque nunca permanecían mucho tiempo en uno aunque alguno de los hijos de Dhamam los visitaban con frecuencia antes de que los días se volviesen peligrosos y los caminos se olvidaran. No hay tampoco noticias de su aspecto. Son magos y herreros porque de sus forjas salieron las armas que después utilizo Ghaldin.
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